Un día cualquiera

Las 12:30, suena el despertador... no suena, no lo uso, me he despertado solo. Abro el portátil y vuelvo a mirar el tuenti, nada nuevo hoy, como ayer, como casi siempre; una canción que me motive y a desayunar!!... bueno mejor espero al almuerzo.

Puente (o negocio) del V Centenario

Y tras éste, rumbo a clase, pasando primero por la media hora de coche, esa misma media hora que podría ser 20 minutos si estuvieran los tres carriles de la autopista A-49 hasta Sanlúcar la Mayor o 15 si en el año 1992 o 1991, no lo sé, a unos señores no se les hubiera ocurrido la brillante idea de embolsarse un dinero que iba destinado a un gran puente de seis carriles que descongestionaría Sevilla durante toda la EXPO y durante toda su vida, sí señores el Puente del V Centenario.
Pues bien, el resultado fue un puente de dos carriles estrechísimos para cada sentido más uno reversible que siempre está abierto para el sentido que menos tráfico acarrea, lleno de radares y que día sí y día también provoca un atasco de entre 5 y 10 minutos en los mejores de los casos. Y me considero afortunado, este año, por tener las clases por las tardes.
¿Y por qué no usas el transporte público?, pensaréis algunos. A ustedes sólo os diré que combinéis las líneas de autobús y metro hasta llegar a la Universidad Pablo de Olavide... correcto, en torno a una hora y media de viaje... ufff vale, no me quejo más del puente.

Vista aérea de la Universidad Pablo de Olavide

Consigo llegar a la universidad de la cual no quiero hablar hoy, ya que llevo a penas un par de meses en ella y me gustaría dedicarle una entrada completa cuando pueda hacer un juicio correcto de la misma. Completo mi jornada de 5 horas y media (no es tan poco como parece) y vuelta a casa, lo que no significa que el día haya terminado, es más: acaba de empezar. (Tiene narices que llevando 10 horas haciendo cosas el día acabe de empezar).
Pues sí, porque es ahora cuando hay que estudiar, hacer trabajos y llevar al día todas las asignaturas; además de charlar con los amigos, estar al día de noticias y ver algo de cine o leer. Que sí, que lo sé, que podría hacer alguna de estas cosas por la mañana... pero lo cierto es que consigo más concentración por la noche y prefiero gastar (que no malgastar) una mañana durmiendo.
Ahora si vuelves a leer el principio comenzaría el siguiente día y así transcurre mi vida de lunes a jueves. Los fines de semana me los reservo.